martes, 19 de diciembre de 2017

José María Pallaoro, Hubo una vez una ley




Hubo una vez una ley. Esa ley permitía la pluralidad de voces. Costó mucho esa ley, años de discusión, de trabajo. Es cierto, esa ley nunca se implementó. Por diferentes motivos, no se implementó.  Ayer, hoy, venimos comprobando la importancia de esa ley que se derogó por decreto. Los medios de información que pertenecen a los grupos económicos, casi el 100%, nos miente o se desentiende de lo que está ocurriendo. Decenas de miles de personas en las calles, a la mañana, a la tarde, a la noche, a la madrugada, para ellos no existimos. Lo único que cuenta es los tiradores de piedras que no permitieron al pueblo acercarse a la Plaza de los Dos Congresos (o Plaza del Congreso).  Esos tiradores de piedras, servicios como lo pudo corroborar Claudio Lozano, cuando vio a dos quitarse remeras con la sigla (si no me equivoco) de ATE y debajo de esas remeras chalecos antibalas. Seguramente hubo algunos idiotas útiles, nunca faltan. Vimos a esos tiradores de piedras, y vimos la cacería de manifestantes que no eran esos tiradores de piedras (tal vez hubo alguno, ese nabo del mortero casero, aún no lo sé), vi a hombres y mujeres y ancianos siendo arrastrados, detenidos, maltratados, heridos. Los grupos económicos tienen su ley. Nosotros, las calles, militarizadas, aún así, vamos a resistir. 

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